La Baja Visión
es una condición en la que la agudeza visual o el campo visual de una persona están reducidos, incluso después de la corrección óptica convencional (gafas o lentes de contacto), lo que dificulta la realización de tareas cotidianas. Las ayudas ópticas son una herramienta fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas con baja visión, permitiéndoles aprovechar al máximo su resto visual.
Tipos de Ayudas Ópticas para Baja Visión:
Las ayudas ópticas para baja visión se pueden clasificar en varios tipos, dependiendo de la tarea que se quiera realizar y del resto visual del paciente:
1. Para Visión de Cerca:
Magnificadores: Son la ayuda más común. Aumentan el tamaño de la imagen retiniana, permitiendo ver con más detalle.
Lupas: Las hay de mano, con soporte, con luz incorporada, etc. Son útiles para tareas como leer, coser o escribir.
Microscopios: Sistemas de lentes que proporcionan un aumento mayor que las lupas. Se utilizan para tareas que requieren mucha precisión, como la lectura de letra muy pequeña.
Telemicroscopios: Combinan las características de las lupas y los microscopios, permitiendo una mayor distancia de trabajo.
Filtros: Lentes coloreadas que ayudan a controlar el deslumbramiento, mejorar el contraste y reducir la fotofobia (sensibilidad a la luz). Se pueden incorporar en gafas, lupas o como filtros selectivos.
2. Para Visión de Lejos:
Telescopios: Permiten ver objetos lejanos con mayor detalle. Los hay monoculares y binoculares, y se pueden montar en gafas o usar de forma manual. Son útiles para ver la televisión, leer carteles, reconocer caras, etc.
Filtros: Al igual que en visión de cerca, los filtros pueden ayudar a mejorar el contraste y reducir el deslumbramiento en visión de lejos.
3. Para Campo Visual Reducido:
Minificadores: Aunque suene contradictorio, en algunos casos de campo visual muy reducido (como en la retinosis pigmentaria), un minificador puede ayudar a abarcar más información en el campo visual útil restante.
Prismas: Desvían la imagen de la zona ciega a la zona con resto visual. Se utilizan en casos de hemianopsias (pérdida de la mitad del campo visual).
4. Ayudas Electrónicas:
Lupas electrónicas: Dispositivos electrónicos que amplían la imagen y permiten ajustar el contraste, el brillo y el color. Las hay portátiles y de sobremesa.
Sistemas de CCTV (Circuito Cerrado de Televisión): Utilizan una cámara para captar la imagen y la muestran ampliada en un monitor. Ofrecen un gran aumento y son muy versátiles.
Software de magnificación: Programas informáticos que amplían la información de la pantalla del ordenador.
Aplicaciones para móviles y tablets: Existen aplicaciones que utilizan la cámara del dispositivo para ampliar imágenes y texto.
5. Otras Ayudas:
Sistemas de iluminación: Una buena iluminación es fundamental para las personas con baja visión. Se pueden utilizar lámparas especiales con luz regulable en intensidad y temperatura de color.
Atriles: Facilitan la lectura y la escritura al mantener el material a una distancia y ángulo adecuados.
Tiposcopios: Plantillas con una ranura que aísla la línea que se está leyendo y reduce la confusión con el resto del texto, facilitando la lectura.
Evaluación y Prescripción de Ayudas Ópticas:
La elección de la ayuda óptica adecuada depende de varios factores:
Grado de pérdida visual: Agudeza visual y campo visual restantes.
Necesidades del paciente: Tareas que necesita realizar (leer, escribir, ver la televisión, desplazarse, etc.).
Edad y habilidades cognitivas: Es importante elegir una ayuda que el paciente pueda aprender a usar y manejar de forma efectiva.
Condiciones de iluminación: Las necesidades de iluminación pueden variar según el entorno.
Como óptico-optometrista especializado en baja visión debemos realizar una evaluación completa para determinar el resto visual del paciente, sus necesidades específicas y prescribir la ayuda óptica más adecuada. Además de proporcionar el entrenamiento necesario para que el paciente aprenda a usar la ayuda de forma eficaz y la integre en su vida diaria.
En resumen, las ayudas ópticas pueden mejorar significativamente la calidad de vida de las personas con baja visión.
Es fundamental una evaluación profesional para determinar la ayuda más adecuada y proporcionar el entrenamiento necesario para su uso correcto.